Este letrado ha intentado reflejar en su primera obra, 'Mi infancia y mi adolescencia en Bullas', un mundo muy distinto al actual: el de la Murcia rural de los años 50 y 60.

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Perseverancia. Ésta es la constante que ha guiado la vida de Rafael Escámez. A los 18, sin apenas formación ni recursos, dejó su vida rural en Bullas para trabajar como peón en Telefónica. Apenas 15 después, Rafael conseguía uno de sus sueños: una licenciatura en Derecho. Así, aquel humilde chico de pueblo tiene hoy su propio despacho de abogados en la ciudad de Murcia, algo que no le ha hecho olvidar, sin embargo, dónde se encuentran, sus raíces. Mi infancia y mi adolescencia en Bullas, su primera libro, pretende ser la crónica de una época y de un mundo desconocido para los nuevas generaciones de hoy, el de la Murcia aislada y rural de los años 50 y 60.

- Supongo que la nostalgia es la culpable de que haya decido coger la pluma, pero, ¿lo que uno echa de menos realmente es la época o la juventud?

- Pues en mi caso ni la una ni la otra. Puede que sienta cierta nostalgia pero, realmente, no la echo de menos. Teníamos una vida difícil, muy distinta a la actual, mucho más cómoda. No sería precisamente bueno volver aquel mundo. En aquella época, el 90% de los habitantes de la comarca del noroeste vivían de la agricultura. Éramos felices, simplemente, porque no conocíamos otra cosa. Estábamos desconectados del mundo: no teníamos televisión, ni radio y la prensa ni se olía. Únicamente he intentado plasmar aquella época tal y como la recuerdo, con visión histórica.

- De hecho, usted decidió huir aquel mundo.

- Es que era una forma de vida muy restringida. Ni siquiera existía la posibilidad de acceder a un médico. Ahora, en cambio, cualquier mascota tiene mejor vida que la que teníamos nosotros. En los 60 no conábamos ni con agua potable. Yo conocí las duchas, como tales, a los 18 años y los cepillos de dientes o los desodorantes eran ciencia-ficción.

- Sin embargo, recuerdo que hace unos años hubo que retirar un anuncio de televisión porque parodiaba la dureza de la vida en el campo.

- No recuerdo el anuncio, pero de lo de la dureza doy fe. Trabajábamos de sol a sol. No existían los sábados y, si me apuras, tampoco domingos. Los veranos eran horribles ya que, además de al calor que hacía, teníamos que enfrentarnos a la tarea más dura: la siega.

- ¿Lo artesanal es siempre, forzosamente, mejor?

- Por suerte, los procedimientos modernos, han facilitado mucho el trabajo en el campo, aunque no está de más conservar o tratar de imitar ciertas formas de producción o elaboración artesanal. Intentamos rescatar lo bueno. Un pollo campero engordado forma natural durante 8 meses siempre es mejor que otro criado artificialmente en apenas 60 días. También es verdad que no habría alimentos para todos si todo se produjera artesanalmente.

- ¿Le sorprende que hoy haya niños que no sepan qué es un burro o desconozcan de dónde sale la leche?

- No, (risas). En cambio, en aquella época había, prácticamente, una bestia por cada dos personas. No había casa que no tuviera al menos una mula. El animal era como uno más de la familia. Nos queríamos mutuamente, también, en parte, por la necesidad. El cerdo, por ejemplo, formaba junto con las migas, la base de nuestra alimentación. 'La muerte del marrano', aparte de ser toda una fiesta, nos proporcionaba comida para 6 meses, gracias a los embutidos y salazones. Tristemente, hoy no ni puedo probarlo por motivos médicos, aunque, en aquella época, nadie sabía lo que era el colesterol. Así, la gente moría más joven.

- ¿Qué recuerda de aquellos que le rodeaban?

- Sobre todo, que teníamos muy poca formación. No obstante, existía un gran conocimiento práctico. La gente usaba remedios y métodos que, sin saber por qué, funcionaban. Así, por ejemplo, los curanderos solucionaban los problemas médicos de todas las bestias hasta el punto de dejar sin trabajo al veterinario del pueblo, lo que propició denuncias al Colegiode Veterinarios.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 4/02/2009 and is filed under , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.