Cultura y Tradición a través de Imágenes

Con mi trabajo intento que la gente se cuestione las cosas. De todas formas, mi padre, que es pintor, no acaba de entender lo que hago.

La de Araceli Martínez es una de esas mentes inquietas incapaz de darse un sólo minuto de tregua. En su corta pero firme carrera artística esta molinense ha conseguido colgar algunas de sus obras en las paredes de diversas galerías de Berlín, Roma o Nápoles. No en vano, parte de su trabajo aguarda la oportunidad de ver la luz en el depósito del futuro Museo de Bellas Artes de la Academia de Roma. Imposible de encasillar, en los últimos años se ha dejado seducir por el uso de las nuevas tecnologías pasándose a la producción de arte en vídeo. Tras participar en el festival Alter-Arte, su inacabado e inacabable proyecto Palabras, Recuerdos volverá a ser expuesto al público en noviembre, esta vez en la ciudad Cartagena.

- Bueno, supongo que los que no entienden de arte siempre te dirán lo mismo: no comprendo el arte contemporáneo.

- Ya sé que para muchos no es nada fácil entenderlo. Yo doy clases de Educación Plástica y Visual intento explicarle a los chavales el sentido de estas manifestaciones artísticas. Hay que tener en cuenta que desde los sesenta la concepción del arte dio un vuelco y se decidió poner las ideas por encima de los objetos, algo que mucha gente no ha conseguido asimilar.

- Sí, pero el común de los mortales siempre ha asociado el arte a cuadros bonitos y estructuras insultantemente proporcionadas.

- La función del artista es, en esencia, transmitir ideas, aportar un punto de vista diferente y hacer que la gente se plantee cosas. Además, el arte se ajusta siempre a la época en que se desarrolla y su papel, hoy más que nunca, es el de cuestionar los convencionalismos sociales, independientemente de la forma que adopte. Ahora utilizo el video porque es la forma más completa para expresar mis pensamientos.De todas formas mi padre, que es pintor y tiene ideas más clásicas, tampoco acaba de entender exactamente lo que hago.

- ¿Y ahora mismo, qué es lo que tienes entre manos?

- Pues llevo unos cuantos años grabando a diferentes personas en diversas partes de Europa. Les pido que se escriban sobre la frente aquella palabra o recuerdo que necesitan olvidar y que se lo borren ante la cámara.

- Bueno, ahora es cuando me explicas...

- Pues empecé, en parte, como terapia. Para mí fue duro abandonar Roma tras vivir un año allí. El nombre de la ciudad se me grabó y no había forma de sacarlo. Así que decidí investigar acerca de la memoria colectiva y sobre todo aquello que la gente no puede olvidar, sobre todo en lugares donde han ocurrido hechos traumáticos.

- Curiosa terapia...

- Para mí lo de Roma fue tan traumático que incluso pensé en titarme desnuda a la Fontana di Trevi, solo con el nombre de la ciudad escrito en el cuerpo.

- De lo que tiene que ser difícil olvidarse es de lo difícil que es hacer arte y vivir de él.

- Bueno, las becas siempre ayudan para empezar. A día de hoy sin becas no hay arte y sin arte no hubiera sido lo que soy. la verdad es que en ese aspecto he tenido mucha suerte. Además, en Murcia, de un tiempo para acá se está prestando bastante apoyo a los jóvenes artistas. Por ejemplo, el año pasado tuve la posibilidad de conseguir una beca del Centro Párraga.

- ¿ Y cuando se acaben las becas?

- No queda otra que meterse en el círculo de galerías. Lo que pasa es que me da un poco de miedo porque según me han comentado en España las galerías consumen al artista. Te imponen un ritmo de trabajo que te lleva a producir por producir y tengo miedo que mi obra pierda espontaneidad y se vuelva repetitiva.

- ¿Y eso de vender tu trabajo como lo ves?

- Complicado, porque siempre tienes que haberte hecho un nombre, sobre todo para vender a coleccionistas. Lo de los museos es otra cosa. De hecho me han comentado que puede que alguno de Berlín esté interesado en quedarse alguna de mis creaciones.

Fisgoneado en La Verdad.